Neurociencia en el aula: desenmascarando los neuromitos


    La neurociencia ha irrumpido en el ámbito educativo con fuerza en los últimos años. Se ha generado un gran interés por comprender cómo funciona el cerebro y cómo este conocimiento puede ser aplicado para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

    Sin embargo, junto a este auge, también han surgido ideas erróneas o simplificaciones excesivas sobre el funcionamiento del cerebro, conocidas como neuromitos. Estos neuromitos pueden tener un impacto negativo en la práctica docente, ya que pueden llevar a la implementación de estrategias educativas basadas en información falsa o inexacta.

    En este artículo, basándonos en el estudio "La neurociencia aplicada en el ámbito educativo. El estudio de los neuromitos" publicado en la Revista Española de Neurología Infanto-Juvenil (Medel-Camacho, 2019)[6], exploraremos algunos de los neuromitos más comunes y explicaremos por qué no son ciertos.

1. El mito del "cerebro dividido": hemisferios izquierdo y derecho
    Este mito sugiere que el hemisferio izquierdo del cerebro es dominante en las tareas lógicas y analíticas, mientras que el hemisferio derecho es responsable de la creatividad y las emociones.
    La realidad es que ambos hemisferios trabajan juntos en la mayoría de las tareas. Si bien es cierto que hay algunas funciones que se asocian más con un hemisferio que con otro, la idea de que uno es "dominante" es una simplificación excesiva (Springer & Deutsch, 1981)[1].

2. El mito de los "estilos de aprendizaje": visual, auditivo y kinestésico
    Este mito propone que los estudiantes aprenden mejor a través de un solo canal sensorial: visual, auditivo o kinestésico.
    La evidencia científica no respalda esta idea. Los estudiantes procesan la información a través de todos sus sentidos y no hay un estilo de aprendizaje único que sea mejor para todos (Pashler, McDaniel, Rohwer, & Bjork, 2009)[2].

3. El mito de la "multitarea": el cerebro no puede hacer dos cosas a la vez
    Este mito sugiere que el cerebro humano es capaz de realizar varias tareas al mismo tiempo de manera eficiente. La realidad es que el cerebro no puede realizar dos tareas complejas simultáneamente. Cuando creemos que estamos haciendo varias cosas a la vez, en realidad lo que estamos haciendo es alternar rápidamente entre diferentes tareas, lo que puede afectar negativamente nuestra concentración y rendimiento (Ophir, Nass, & Wagner, 2009)[3].

4. El mito de la "memoria fotográfica": todos podemos recordar todo lo que vemos
    Este mito sugiere que algunas personas tienen la capacidad de recordar todo lo que ven o escuchan con perfecta precisión.
    La memoria fotográfica es extremadamente rara. La mayoría de las personas tienen una memoria imperfecta y su capacidad para recordar información se ve afectada por diversos factores como la atención, la motivación y la repetición (Schacter, Gilbert, Winocur, & Rajaram, 2011)[4].

5. El mito del "cerebro perezoso": el cerebro es incapaz de aprender más allá de cierta edad
Este mito sugiere que el cerebro humano pierde su capacidad de aprender con la edad.
    La realidad es que el cerebro es un órgano plástico que puede seguir aprendiendo y adaptándose a lo largo de toda la vida. La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse, nos permite seguir aprendiendo nuevas habilidades y conocimientos incluso en la edad adulta (Greenwood, T. A., & Gallinat, J. (2019))[5].

Referencias:

[1] Springer, S. P., & Deutsch, G. (1981). Left brain, right brain: Dimensions of the cognitive universe. San Francisco: Freeman.

[2] Pashler, H., McDaniel, R., Rohwer, D., & Bjork, R. A. (2009). Learning and memory: A comprehensive reference. Oxford: Oxford University Press.

[3] Ophir, E., Nass, C., & Wagner, A. D. (2009). Cognitive control in media multitasking: An fMRI study. Proceedings of the National Academy of Sciences, 106(37), 15583-15587. DOI: 10.1073/pnas.0903626106

[4] Schacter, D. L., Gilbert, D. T., Winocur, M. R., & Rajaram, S. (2011). Memory. New York: Worth Publishers.

[5] Greenwood, T. A., & Gallinat, J. (2019). Age-related changes in glutamate: Implications for learning and memory. Frontiers in Neuroscience, 13, 215. DOI: 10.3389/fnins.2019.00215

[6] https://revistas.uma.es/index.php/NEIJ/article/view/6559

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